• miércoles, 29 de abril de 2009

    ¿Sólo un sueño?


    Una mañana de invierno Amelia despertó. El día era triste y gris. Ella se puso a mirar el cielo y pensó en ese color tan apagado que parecía vestir el mundo de dolor.
    Pero para ella la mezcla del blanco y del negro en el firmamento no era nada extraña, ya lo había visto antes. Es más, lo veía todos los días desde hace mucho, no porque era invierno, sino porque estaba en época de guerra. Y en esa época mirar el cielo era como repetir la película una y otra vez, significaba ver a los soldados marchar hacia el frente y al mismo tiempo oír sus confesiones de cómo el cielo oscurecía cada vez que defendían a su patria, ver a la tierra lágrimas llorar, gritando el dolor que causaban sus heridas.
    Mientras Amelia pensaba en esto, se preguntó si alguna vez en el corazón de los hombres volvería a existir el amor. Pensar en esto era como un sueño, como algo imposible, como algo que no pasaría jamás entre tanto odio, tantas peleas y tantas muertes. Realmente era una locura tener esperanzas en un mundo tan cruel, dónde ya no existía la magia de los cuentos de hadas, ni las varitas que hacen realidad los sueños, donde el aire es ceniza y donde los niños son huérfanos de casa y alegría, por lo indiferente que la guerra puede ser...
    De repente Amelia abrió los ojos, y lo primero que vio fue una esfera naranja que brillaba sobre ella. Miró alrededor y se dio cuenta de que estaba recostada en una cama muy amplia y cómoda, al mismo tiempo notó que estaba atada a un montón de cables y que vestía una bata color celeste, con la espalda un poco descubierta. Luego vio a su madre dormida en un sillón de dos cuerpos, color ladrillo que nunca en su vida había visto, y junto a ella había una máquina, que hacía un “bip” extraño con cada latido de su corazón. Fue entonces cuando descubrió que se hallaba en un hospital.
    Pero...¿qué había pasado?,¿por qué motivo estaría ella en una clínica?
    Entonces recordó lo que había pensado momentos antes ¿había ocurrido de verdad o sólo lo había soñado? En ese preciso instante miró hacia la ventana que había frente a ella, desde donde se observaba una calle aparentemente muy transitada, tomó un cuaderno y un lápiz que se hallaban junto a ella y comenzó a escribir esta historia.



    T. 1º A
    2009

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