• miércoles, 5 de noviembre de 2008

    Sin título

    Una mañana, al despertar de un sueño intranquilo, me encontré transformada en una extraña ave. Tenía dos grandes alas con plumas de color esmeralda en vez de brazos, y un pequeño pico por boca.
    Estaba extrañamente posada en mi cama, allí tan solitaria, pero seguía siendo mi cama, mi habitación…y aquella seguía siendo yo misma.
    Me froté los ojos intentando descubrir algún indicio de que eso era un sueño, una fantasía. Estuve unos minutos, aunque quizá fueron horas, allí sentada, hasta que un impulso me llevó a deslizarme hasta la ventana. Una vez ahí, sentí la sensación de dejarme caer hacia el vacío, cuando finalmente me vi cayendo y cayendo. Los cuatro pisos que me separaban del suelo…A unos centímetros del pico, extendí mis alas y remonté vuelo hacia el horizonte para no regresar jamás.

    Luz María Usandivaras
    2º C

    No hay comentarios: